Al hilo del artículo de F. Morales Lomas “Los vampiros de la posmodernidad:
Crepúsculo” una serie que también ha
remodelado el mito ha sido “Crónicas vampíricas”. En esta serie la protagonista vuelve a ser una
joven estudiante que vive un triangulo amoroso con dos atractivos hermanos que
esconden un secreto, ser vampiros. Ambos representan los roles del mal y el
bien en sus caracteres. En la serie se ambienta también en los EE.UU, siguiendo
con la ruptura de los espacios europeos, sus personajes son adolescentes,
triunfa el amor al poder, ideales de protección y ruptura con los valores de
los antiguos vampiros.
Tanto en la
película como en la serie, se nos presenta a los vampiros como hombres
atractivos, misteriosos, dónde el amor puede con su instinto de beber la sangre
de su amada. Un no muerto, seductor, envolvente y bello con un rol de
adolescente preuniversitario. Vampiros adaptados socialmente en contraposición
a lo que teníamos acostumbrados a leer en las novelas del siglo XIX, donde se
narraba el mito del vampiro como un aristócrata, demoniaco, mujer fatal o como
una fuerza invisible de vampirismo psíquico.
Por último cabe
destacar, como curiosidad, que ambas producciones están basadas en una saga de
libros.
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